Cartagena ya experimenta los efectos del cambio climático. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

9 Ene 2024 | Noticias

  • En los últimos años, Cartagena ha experimentado fuertes olas de calor e intensas lluvias, erosión de sus costas e inundaciones. Estamos viviendo los efectos del cambio climático.
  • Water as Leverage Cartagena – Construyendo con el agua– nos da pistas para entender cómo llegamos a este punto y qué debemos hacer para mitigar sus efectos.

Ubicada en la costa Caribe, con una altitud promedio de sólo 2 metros sobre el nivel del mar, Cartagena está rodeada por agua. El agua en la ciudad se expresa en arroyos y canales, el Canal del Dique, el mar, el agua subterránea y el agua lluvia. El agua es una fuente de alimento, sostenibilidad ecosistémica y ambiental, sustento y movilidad para los cartageneros.

De manera similar a otras ciudades deltaicas del mundo, en Cartagena se construyeron edificaciones de todo tipo sobre humedales y arroyos, mientras que las áreas inundables y los bordes de agua costeros, de ciénagas y lagunas fueron rellenadas con materiales de desecho; en consecuencia, la resiliencia deltaica de Cartagena se ha deteriorado a lo largo de los años.

Para Cristal Ange, directora ejecutiva de la Fundación Herencia Ambiental, organización que integra el Programa Water as Leverage Cartagena – Construyendo con el agua– el crecimiento de la ciudad ha tenido como detonantes dos factores: la vocación turística y la llegada de comunidades desplazadas de otras regiones del país: «en los últimos años se ha dado un crecimiento hacia las zonas costeras, que son las de mayor interés turístico. Pero las zonas lejanas de la costa, por ejemplo, hacia los humedales, se han convertido en sitios de crecimiento menos organizado por ser zonas donde no se cuenta con procesos de planificación», afirma Ange.

Debido a las formas de ocupación y urbanización de la ciudad, Cartagena enfrenta riesgos como elevación del nivel del mar, erosión costera, huracanes, mares de leva, tormentas e intrusión del agua salada en repositorios de agua dulce.

Estos fenómenos afectan, en mayor medida, a las comunidades que viven en condiciones de pobreza, las cuales tienden a asentarse en zonas de alto riesgo y son más susceptibles a los efectos del cambio climático. Los efectos son ya visibles y, en los últimos años, miles de personas se han visto perjudicadas por inundaciones, proliferación de enfermedades por mosquitos, además de pérdidas económicas y daños al patrimonio de la ciudad.

El agua da cuenta de los riesgos más desafiantes y complejos de nuestro mundo. Las inundaciones, las sequías, la contaminación y los conflictosgeopolíticos por el agua, combinados con la rápida urbanización conllevan a una creciente demanda de alimentos y energía, lo que resulta en una mayor migración y una exacerbación del cambio climático. El agua conecta todas estas crisis e intensifica su impacto, con efectos en cascada. 

Una mejor comprensión de los retos y de la complejidad de la relación del agua con los riesgos económicos, sociales y ambientales permite intervenciones integrales y sostenibles. 

Pero el agua no puede verse solo como un factor de riesgo; por el contrario, dado que está enlazada a todos los demás desafíos, cuenta con la capacidad de ser un componente crucial de la solución para el logro de las metas relacionadas con el cambio climático. Por ello, el agua puede operar como un factor de apalancamiento hacia un cambio impactante y catalizador capaz de convertir los riesgos en incentivos.

Para afrontar estos retos, el programa Water as Leverage Cartagena– Construyendo con el agua– combina investigación, diseño e implementación por medio de la creación de coaliciones con actores interesados tanto locales como internacionales. De esta manera, facilita un entorno de aprendizaje, mediante la práctica, para el desarrollo de proyectos resilientes al clima. 

Una de estas coaliciones es la articulación con las comunidades, el Programa ha encontrado experiencias innovadoras lideradas por habitantes de Cartagena enfocadas, por ejemplo, en la recuperación de zonas manglar. 

Cristal Ange, afirma que «hay organizaciones que, además de las que están sembrando manglar, están haciendo actividades de educación ambiental con sus propias comunidades y adelantando proyectos que inspiran al Programa. Tenemos el reto de trabajar con ellos a partir de ese conocimiento local para complementarlo a través de la cooperación colombo-holandesa desde el componente técnico y científico, sin dejar atrás la experticia de estas comunidades». 

Por otro lado, las incertidumbres fundamentales con respecto a los impactos del cambio climático exigen respuestas resilientes al clima y soluciones de diseño que sean flexibles y adaptables, y que puedan funcionar en una amplia gama de posibles condiciones futuras. 

En este contexto, los enfoques de planificación que se centran en el diseño se defienden cada vez más como un medio para desarrollar estrategias y soluciones de resiliencia basadas en la evolución. 

El enfoque de planificación guiada por el diseño tiene como objetivo equilibrar los planes regionales de adaptación climática a largo plazo con proyectos transformadores y financiables, integrar múltiples perspectivas e intereses sectoriales y ser inclusivo para todos los actores locales, regionales e internacionales pertinentes.

Para Paul Ravenstijn, director de Witteveen+Bos en Panamá y líder del equipo multidisciplinario Raíces de Cartagena «es muy importante medir la adaptación climática en todos los niveles, así como definir las prioridades en el corto plazo, es decir, entre cero y cuatro años para realmente dar freno a las innundaciones. Desde el programa se proponen estrategias para proteger, amortiguar, retrasar, adaptar y mitigar los efectos del cambio climático. Estas son medidas que ayudan a cimentar aquellas que se deben implementar en el largo plazo, las cuales deben tener una visión holística de los problemas del agua que tiene Cartagena».

En medio de estos desafíos, la cooperación del programa Water as Leverage Cartagena –Construyendo con el agua– y el reconocimiento de los saberes y capacidades locales, abren una puerta a soluciones implementables. 

El llamado a la acción es claro: es hora de que Cartagena y sus habitantes se conviertan en líderes en la lucha contra el cambio climático. A través de la colaboración, las comunidades se pueden fortalecer y estar mejor preparadas para enfrentar los retos del futuro.

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